lunes, 7 de junio de 2010

Llegar al Bicentenario: una odisea.

Por Ignacio Artero

Esta es la historia de una familia que, con intención de participar del Bicentenario, se dirigió a la 9 de Julio para compartir con otros muchos compatriotas los festejos oficiales por los 200 años de la patria.
Eran las 4.15 cuando los cuatro integrantes de la familia Artero tomaron el colectivo 47 rumbo a Chacarita. Debido a que el pasaje en los transportes públicos era gratis, el colectivo estaba lleno y tuvieron que viajar parados. Ya en Chacarita, decidieron tomar el subte.
Bajaron las escaleras hasta ver la multitud que intentaba subir al subterráneo. Con esa imagen, desecharon la idea de llegar al centro mediante ese transporte y empezaron a buscar algún otro medio que los acercase a su destino. La mamá, con experiencia en viajes dentro de la ciudad de Buenos Aires, recomendó ir con el colectivo 135. Después de discutir con el padre, que tenía dudas acerca del intineraraio del colectivo, se aceptó la idea de la madre.
A diferencia del 47, la unidad del 135 estaba totalmente vacía salvo por un único individuo. Después del viaje, que se hizo largo por la gran cantidad de autos que transitaban la zona, bajaron en la plaza Miserere. Había mucha gente, que caminaba en todas direcciones. Algunas se dirigían al centro y otras, en cambio, se volvían.
Observando la inmensa multitud, las caras de los cuatro integrantes de la familia, no demasiado adepta a los conglomerados humanos, mostraron el disgusto por la situación. Bajaron al subte y junto a la escalera mecánica, una chica les aviso que el servicio venía con demora y totalmente lleno. Volvieron sobre sus pasos, y otra vez se vio un clima de dudas.
Decidieron esperar un poco, para ver si se descongestionaba el transporte. Después de unos quince minutos intentaron de nuevo poder viajar. Pudieron bajar y solamente esperaron otros quince minutos, para decidir irse a su casa. Muy fastidiados, subieron otra vez a la plaza, y empezaron a buscar algún modo de volver.
Optaron por el colectivo, que los encontró haciendo muchos chistes, al estilo del “Que bueno el Bicentenario” pronunciado por el mayor de los hijos, a esa altura ya jocoso, que no dudó en ironizar sobre la organización familiar para llegar a los festejos.
De nada sirvieron los esfuerzos del padre, que tuvo intensiones de volver al centro. La negativa de su familia no dejó lugar a dudas. Ya que estaban muy cansados –argumentaron- como para intentar un nuevo acercamiento. Como consuelo les queda haber sido parte del clima festivo que celebró el Bicentenario, aunque más no sea desde la periferia.

El Lado B del Bicentenario

Por Santiago Aguirre

El festejo del Bicentenario dio para todo. Desde excelentes presentaciones de músicos e imponentes exposiciones artísticas, hasta hechos indeseados como ver a un hombre de la fuerzas del orden robando una cámara a un niño de 11 años indefenso. El feo –y por qué no surreal- momento tuvo lugar en los festejos oficiales por los 200 años de la patria, realizado en la intersección de las calles 9 de julio y Corrientes, frente a ese enorme monumento llamado Obelisco.
Cuando promediaba la jornada, la familia Aguirre se divertía fotografiando los momentos pintorescos de la noche, como la presencia de representantes de la comunidad nativa de nuestras tierras o distintos ángulos de la fachada del teatro Colón reabierto un día antes. Pero, de un momento a otro, lo que era una noche de placer y espíritu festivo se terminó de golpe por una acción asombrosa que no destaca por su nobleza sino por su inmoralidad. No es del todo extraño que en medio de una inmensa multitud se produzca un robo, pero sí lo es que no sea un ladrón el autor del atraco sino la persona que debería evitarlo, un policía.
Según comentaron a No Publicable fuentes presenciales del acontecimiento, el oficial, que portaba una campera que decía ‘Seguridad’ aprovechó el descuido del menor integrante de la familia Aguirre, disperso por en un tumulto de gente, para robarle impunemente la cámara de foto.
“En un abrir y cerrar de ojos la cámara fue manoteada bruscamente por el uniformado de aproximadamente cuarenta años con pelo de color gris y gorra negra”, comentó un testigo, que prefirió la confidencialidad.
De nada sirvió el grito desesperado del niño ni la indignación de su madre, que tras el hecho intentó remontar la jornada proponiendo una cena en un restaurante de la zona. Pero ni siquiera eso levantó el ánimo de la familia, que muy decepcionada optó por retornar a su casa.

Con la colaboración de Lautaro Bravo


Capusotto: “Por ahora solo pienso en mis proyectos en solitario”

Por Ignacio Artero
Tuvimos la suerte de citarnos con Diego Capusotto, uno de los humoristas más importantes de la Argentina. El ex Cha Cha Cha y Todo por $2 nos habló de su presente, de sus personajes y la posibilidad de formar de nuevo un grupo de trabajo con sus viejos compañeros.

Son las tres de la tarde y Diego Capusotto aparece puntual en un bar de La Paternal. Pedimos unas facturas para acompañar la entrevista y dos cortados cada uno. Muy tranquilos y cómodos empezamos la entrevista hablando de sus personajes, sus ideas y el trabajo en conjunto con Pedro Saborido, su guionista. “Hay ideas que salen solo de mi cabeza” explica Capusotto. “Aunque siempre lo hablo con Pedro para ver qué piensa y si sería bueno hacerle alguna modificación”, agrega el reconocido cómico. También aclara que generalmente los personajes son del producto de las ideas de los dos.
Precisamente, sobre este punto se preocupa por aclarar que Pomelo, uno de sus creaciones fetiche, no busca parodiar a Juanse, líder de Ratones Paranoicos, tal como se publicó en varios medios. “No hay nada contra él y todo lo hice con humor y con la mejor onda, no es mi intención joder a alguien ni nada por el estilo. No había razón para enojarse”, se defiende Capusotto. Y, sobre el éxito del personaje, agrega: “Me pareció un personaje fácil de lograr y que le iba a llegar mucho a la gente por lo que el rock sinifica para la juventud. Parece que le acertamos, je”, concluye, divertido.
Ya sobre el final de la nota, el artista deja entrever cuáles serán sus pazos a seguir en el corto plazo. Aunque prefiere no dar mayores precisiones sobre la posibilidad de crear un nuevo proyecto artìstico. “Por ahora solo pienso en mis proyectos en solitario tanto radiales como televisivos”, afirma. "Estamos muy entusiasmados con 'Lucy en el cielo con Capusottos' y muy ocupados en la producción de la nueva temporada de Peter Capusotto y Sus Videos”, acota, ya pronosticando su nueva temporada televisiva.

Tim Burton: “Con este guión buscamos transformar la clásica historia en una más original y divertida”

Por Iara Robestein y Brandon Frias
Invitados por la productora Disney, viajamos a Los Angeles para entrevistar a Tim Burton, el director de la nueva versión de ‘Alicia en el país de las maravillas’, ese clásico infaltable en la niñez que Holywood volvió a recrear en un nuevo film del séptimo arte.
El cineasta ganó un reconocimiento mundial, en los últimos años, por llevar a la pantalla fantásticas obras literarias, como “El gran pez” o “Piratas del Caribe”, entre otras.
Sobre la dificultad de adaptar el guión original de “Alicia en el país de las maravillas”, Burton señaló que “nos costó pero valió la pena. Solo recreamos un viejo cuento de Disney convirtiéndolo en una historia más original, compleja y divertida”.
A partir de sus últimos films, el director construyó una especia de relación simbiótica con Johnny Deep, quien se convirtió en su actor fetiche. “Por lo general, pienso en Jhonny para los personajes más locos. Creo que es un gran actor que se adapta perfectamente a ese perfil. El trabajo con él, además, se produce en un ambiente creativo”, comentó el director.
De sus últimas producciones, se desprende que Burton está decidido a explorar el género de películas fantásticas dirigidas a un público juvenil. “Me inclino por las películas infantiles y cómicas. Más que nada porque me identifico con ese género, que me divierte y me permite jugar con mi imaginación”, explicó. “Además, eso ayuda mucho en el desenvolvimiento de los actores, ya que al no ser película una seria, pueden jugar más con sus personajes”, agregó.
El director reivindica el sello de cada una de sus películas. “Cada una tuvo su propio estilo, mas allá de ser en su mayoría fantásticas”, concluyó.